En el año 2005 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), decidió avalar una iniciativa que comenzaba a mostrar fuerza desde 1994 y estableció el 17 de mayo como el Día Mundial del Reciclaje.
La fecha procura en los humanos un llamado de atención sobre el comportamiento de todos en cuanto a la explotación desmedida de los recursos ambientales y la necesidad de que los elementos ya procesados tengan una nueva vida.
Debido a la cantidad de productos que, luego de su uso y el añadido de la obsolescencia programada, sin control han pasado a formar cúmulos de basura y desechos que muchas veces son contaminantes y ocasionan problemas a los mismos humanos.
Mucho de lo desechado puede utilizarse nuevamente y con ello se reduce la explotación de la naturaleza, se ahorraría energía y materias primas, disminuirían los niveles de contaminación y bajarían los volúmenes de desperdicios.
El reciclaje surge como la acción para contener la progresiva destrucción de la naturaleza, con tan solo recolectar ciertos materiales que se consideren basura, someterlos a tratamientos fisicoquímicos o mecánicos, totales o parciales, y con ello obtener una materia prima o un nuevo producto.